El miedo a lo desconocido, a no saber manejar una situación, a fracasar en el intento, es lo que nos impulsa a todos a hacer lo mismo una y otra vez, una y otra vez. Y así es como se van abandonando los sueños, tratándolos de infantiles, de locos, de inconscientes, de mal planeados, de desorganizados. Me gustaría que alguien me dijera la verdad, que alguien me dijera que no ha cumplido sus sueños de juventud porque le acojonaba ponerse frente a frente con expectativas tan fuertes, que no infantiles, que no inmaduras, simplemente diferentes, simplemente originales, simplemente que se nos escapan de las manos, fuera del consejo de cualquier madre y del consejo de cualquier amigo estancado en casa de sus padres a tres minutos en autobús y ocho andando del portal de tu casa...
Con solo una llamada me voy a cumplir sueños a Glasgow contigo
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