lunes, 6 de diciembre de 2010

Preludio de muerte


Te miro en tu viejo sillón y me pregunto: ¿dónde estás? ¿dónde te puedo encontrar?
Te fuiste hará unos años, nos abandonaste a todos y ni siquiera escribiste una nota. No sé ni cómo te fuiste porque la furgoneta sigue en la entrada. Por cierto, te olvidaste de una cosa... te olvidaste de tu cuerpo.
¿Dónde has estado todos estos años? ¿Has viajado? ¿Qué cosas has descubierto? ¿Sigues siendo tan divertido? Cuéntamelo todo mientras jugamos una partida de poker, espero que me dejes ganar. Yo ya tengo 21 años y bebo café, ¿no es ese un símbolo de que ya soy adulta y de que mi opinión cuenta? Noo, no te rías que va en serio, soy adulta y ahora mis opiniones tienen que importarte. Es más, soy tan mayor que hasta me interesan tus opiniones. He oído mil historias sobre ti, solo quiero que me las cuentes tú, ¿lo harás? Yo tengo todo el día.
Y cuando acabes contéstame a esto... ¿me quieres? Ya sé que suena ridículo, pero se me ha olvidado tu amor. Sé que a ti también se te ha olvidado el mío...
¿Me perdonas?


Para todos los que están sin estar, esteis donde esteis.

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